Bueno, a partir de aquí y en el transcurso de unos cuántos meses, se forjó la amistad más sólida que se pueda imaginar. Yo, sencillamente, admiro horrores a mi amiga, nadie que no tenga una amiga de verdad puede saber lo que se siente cuándo la tienes, a veces le digo que parecemos lesbianas, ja, ja, no puedo evitarlo.
Honesta hasta la médula, tras su fachada de “dureza”, se esconde un corazón tan grande que no entiendo como le cabe dentro del pecho. Bailarina incansable (no imagináis como se mueve bailando salsa), ligona incansable, bebedora de cazique, y, por encima de todo, madre ejemplar, yo siempre le digo que, cuándo sea mayor, quiero ser como ella, y no es broma. Ha sido capaz de resurgir de sus cenizas, y no veas como, tiene luz propia.
Ella siempre está, para reír y para llorar, para hablar en serio y para hacer
Twitter, para emborracharnos y bailar toda la noche, o para ver una película antigua comiendo Twitter en español registrarse en una habitación de hotel, en fin, para todo, siempre está.
Como las dos somos (vamos a reconocerlo), un poquito capullas, nos cuesta expresar nuestros sentimientos, así que, ahora que nadie me ve, voy a aprovechar para gritarle, alto y claro, ¡¡¡
Visitar, te quiero horrores !!!!!!!.
