Imagenes cristianas

15.02.2015 16:50
El sonido de la respiración alterada rompía el silencio de la estancia, ella le besaba, le lamía ansiosa, su lengua se entretuvo jugando con su glande antes de introducir el ansiado falo en su boca 
Ella levanto la cabeza nuevamente sin sacar el miembro de su boca, el tomó su cabeza, apartó unos mechones de su cara, los rayos del sol poniente que se colaban agonizantes a través de la persiana iluminaba sutilmente la estancia dejando distinguir las femeninas curvas, y conferían a sus ojos negros un brillo casi salvaje, que reflejaba sus fuente.
La mano masculina perdida entre oscuros rizos empujó su cabeza levemente, con dulzura, ella le hacia entrar y salir de su cavidad bucal, el tamaño de su pene Imagenes de jesus la ahogaba pero no desitia en su tarea, hambrienta de él, saboreando algunas gotas de liquido seminal que habían escapado para mezclarse con la saliva de ella
Él no podía más. Esa boca bulbosa sobre su pene. Esa mano caliente sobre sus testículos. Esa otra controlando la dirección de la verga y estimulándola con un vaivén suave. Esa mirada posesiva y retadora, enmarcada en el blanco refulgente de los ojos traspasando la cortina de rizos desordenados de ese pelo que él agarraba con fuerza. Esa succión de sus labios sobre la casi total longitud de su verga. 
Él no podía más. Sabia que en cuestión de segundos explotaría en su boca, inundaría su garganta, rebosaría sus comisuras, gritaría al cielo, perdiendo el sentido del tiempo, y probablemente la estabilidad de sus piernas vibrantes. 
Y eso no podía ser todavía. No. Todavía no.
 
Pensó en levantarla, en pedirle que se pusiera de espaldas, arrodillada en el asiento, con los brazos sobre el respaldo, ofreciéndole sus hermosas nalgas, para que el pudiera penetrarla por detrás. 
Pero pensó que no quería que fuera así la primera penetración, salvaje, animal, histérica del frenesí sexual, posesiva de macho primigenio.